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¿Por qué México tiene los mejores desayunos del mundo?

  • Foto del escritor: Israel Alonso
    Israel Alonso
  • 31 jul
  • 3 Min. de lectura

Desayunos tradicionales que despiertan más que el apetito

¿Sabías que en México el desayuno no es solo la primera comida del día? Es una experiencia completa, una celebración matutina que involucra sabor, cultura y tradición. Mientras en otros países el desayuno es rápido, funcional y sin alma (sí, te estoy viendo, pan tostado gringo), aquí es todo lo contrario. En México desayunamos con sazón, con antojo, y sobre todo, con mucha historia.


Desayuno tradicional mexicano con molletes artesanales al pastor, chilaquiles verdes con queso fresco y molletes de suadero sobre pan dorado, acompañado de jugo verde, café negro, pico de gallo y fruta fresca sobre mesa de madera.
Desayuno tradicional mexicano servido en platos de barro sobre mesa de madera: molletes artesanales con suadero, pastor y chilaquiles verdes con cebolla y queso; acompañados de fruta fresca (piña, papaya, melón y sandía), pico de gallo, jugo verde y café negro. Un festín matutino lleno de sabor y color, ideal para foodies amantes de lo artesanal.

En Europa, por ejemplo, muchos desayunos se limitan a pan con mantequilla y café negro. En Asia, un caldo ligero o arroz hervido puede ser suficiente. En Estados Unidos, los cereales azucarados y los desayunos congelados dominan la escena. ¿Y en México? Aquí te despierta el aroma de una salsa tatemada, el crujido de los chilaquiles recién servidos y la calidez de una tortilla recién salida del comal.

Desde que sale el sol, las calles huelen a café de olla, a pan recién horneado y a comal caliente. Ya sea que amanezcas con ganas de unos chilaquiles con totopos crujientes o prefieras una gordita bien servida, aquí hay algo para cada quien. Y lo mejor: todo sabe a hogar.

Variedad, sabor y sazón artesanal

Una de las joyas del desayuno mexicano es su impresionante variedad. No importa si estás en el norte o en el sur, siempre hay algo nuevo que probar. En Sonora, la machaca con huevo es reina; en Yucatán, la cochinita pibil amanece envuelta en tortillas calientitas; en la CDMX, los molletes, tamales y quesadillas no fallan.

Y no se trata solo de qué se come, sino de cómo se prepara. Aquí todavía se hacen tortillas a mano, los frijoles son de olla, las salsas se muelen en molcajete y el pan dulce es artesanal, no de bolsita. Para un verdadero foodie, esto es el paraíso.

Y si hablamos del fin de semana, ahí sí que México se luce. La barbacoa con su consomé humeante, las carnitas recién salidas del cazo, los tacos dorados con salsita picosa... esos desayunos de sábado o domingo tienen categoría de festividad nacional. Mientras otros países repiten lo mismo cada día, aquí el desayuno se transforma en banquete.

Desayunar también es convivir

En muchos países se desayuna rápido, de pie, y casi sin platicar. En México, desayunar es sentarse, compartir, charlar, reír. Es el primer momento del día en que la familia se encuentra o los amigos se dan una escapadita para empezar con el pie derecho.

Aquí, una mesa de desayuno puede durar una hora o más, entre el cafecito, la segunda ronda de tortillas, y la sobremesa. En vez de apresurarse, se saborea. El desayuno mexicano es una pausa deliciosa antes del ajetreo.

Y en lugares como El Hacendado, eso se vive a lo grande. Cada mañana, desde las 8am, hay movimiento de cocina artesanal: huevos al gusto, enchiladas de mole, molletes con pan de la casa, jugos naturales y cafecito de olla que sabe a tradición. Aquí los desayunos tradicionales no solo se sirven: se celebran.

Así que si te preguntas por qué México tiene los mejores desayunos del mundo, la respuesta es simple: porque desayunar aquí es sentir, compartir y saborear la vida desde temprano.

Ven a vivirlo. Despierta con El Hacendado.

 
 
 

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